¿Suma o resta?
Cada vez está más cerca la llegada de Christian Cueva a
Alianza Lima. ¿Debe celebrar el hincha? ¿es necesaria la incorporación del
volante de la selección al cuadro blanquiazul? Son preguntas complicadas de
responder, teniendo en cuenta que son muchas las virtudes de ‘Aladino’ dentro
de la chancha, pero también las dudas que deja su conducta fuera de ellas.
Al parecer, el cuadro de La Victoria está completo. Con jugadores,
de media cancha hacia arriba, que le dan al técnico variantes de ataque
dependiendo el rival. Están Concha, Andrade, Lavandeira, Bryan Reyna, Costa; es
decir, futbolistas con buen recorrido e inteligentes para jugar. Entonces,
¿para qué llegaría Cueva?
Si ponemos en una balanza las virtudes y probables
inconductas (quiero ser amable), del menudo volante, me inclino por las
virtudes. Cueva tiene lo que no tiene ningún jugador local: explosión,
inventiva, habilitación a compañeros, tiene gol, categoría, no le pesa ninguna
camiseta, personalidad. ¿Acaso eso no es suficiente para pensar que la presencia
de Christian sería trae más ventajas que desventajas?
Siempre hay un riesgo de indisciplina en un jugador con el
historial del ex Sao Paulo, pero si se dedica a hacer lo que mejor que sabe,
Alianza Lima va a ganar mucho, sobre todo de cara a la Copa Libertadores, un
torneo que el conjunto de La Victoria lo ve como el cuco.
Pero al margen de si llega o no, un jugador con el talento
de Cueva debe jugar, donde sea, pero que juegue. No se puede privar al mundo de
un talento como este. Además, estoy seguro que si el volante fuese brasileño, o
argentino o uruguayo, estaría jugando -y siendo estrella- en la Liga de España,
o la de Alemania, o Italia; pero es peruano, y no se le perdona nada. Sin embargo,
ese ‘privilegio’ se tiene que ganar, y no me refiero específicamente a Cueva,
me refiero al jugador peruano. El profesionalismo no es negociable en una
profesión como esta, la del futbolista.
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