¿Cómo hacer una buena campaña en Copa Libertadores?
Alianza Lima gana todo lo que juega… en el torneo local. Para
nadie es un secreto que ha armado quizá el plantel más competitivo en muchos
años, que la alcanzará de sobra para pelear por el tricampeonato, pero ¿será suficiente
para salir de perdedores la Copa Libertadores? Difícil responder pues hacer un
buen papel en el torneo continental pasa más por tener categoría y estar
convencido de poder hacerlo. ¿Eso tienen los íntimos?
Hay muchos ejemplos de equipos que han realizado una gran
presentación internacionalmente sin necesidad de contar con un gran plantel. Lo
demostró Cienciano del Cusco al ganar la Copa Sudamericana en el 2003 con un
equipo ‘reciclado’ que, en base a convicción y un buen trabajo técnico-táctico
del desaparecido Freddy Ternero, impuso condiciones en todas las canchas y ante
cualquier rival que se le ponía al frente.
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Pero, así como el Cienciano, hay otros ejemplos de clubes e,
incluso, selecciones, que rompieron todos los esquemas, todos los pronósticos, toda
la lógica, y se consagraron ante los ‘más pintados’.
En el 2004, la selección de Grecia se convirtió en el rey
de Europa al vencer a Portugal por 1-0 en la final. A Grecia nunca le importó tener
el balón, parece que lo odiaba. Fue el equipo que menos pateó al arco; por eso,
hasta ahora se habla de esa selección que venció a los portugueses que contaban
con Figo, Deco, y un casi desconocido Cristiano Ronaldo.
En la Copa Libertadores, también en el 2004, un entusiasta Once
Caldas venció al todopoderoso Boca Juniors, de Carlos Bianchi, Tévez, Abbondanzieri, Fabián Vargas, entre
otros, y se coronó como campeón. Hoy, este Once Caldas pelea por no
descender en la liga colombiana.
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En el 2008, Liga de Quito
subió a los más alto del podio de la Libertadores al protagonizar otro “Maracanazo”.
Derrotó por tiros desde el punto penal al Fluminense en el mítico estadio
Maracaná, lo que para los brasileños fue un verdadero papelón.
Y aunque hay otros ejemplos,
el sentido de estas líneas es entender que, más allá de las figuras que puede
tener un equipo, una mentalidad ganadora puede lograr objetivos ganadores. De esta
manera se puede empezar a construir la grandeza de un club, pero con hombres,
no con nombres.
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