Jugar es bueno. Mantener el ritmo con los jugadores principales es mejor. Pero es una realidad que nuestro equipo es corto. Si Pizarro o Guerrero o Farfán se lesionan, no tenemos otro de su categoría para suplirlo. Markarián se está arriesgando a poner el equipo titular para este encuentro con Túnez. Ya vimos lo que pasó cuando se enfrentó a Senegal en un partido preparatorio en Matute. Terminaron con lesiones de consideración Zambrano y Ramírez que los marginó, no sólo de la Copa América sino de sus equipos en sus respectivas ligas. Las selecciones africanas tienen un juego brusco, sin mala intención es cierto, pero juegan muy fuerte, porque están acostumbrados. El biotipo de los africanos es envidiable. Ellos priorizan la parte atlética por encima de la técnica. En base a la fuerza física arman sus estrategias de juego. Son rápidos, sus delanteros tienen buen juego aéreo y nunca dan una pelota por perdida, porque en el “choque”, mayormente salen ganando.
La historia dice que en enfrentamientos ante combinados del continente negro, el saldo es favorable. De cuatro enfrentamientos (entre amistosos y partidos oficiales), ganamos 2 y empatamos 2. Derrotamos a Marruecos en el mundial de México 70 (3-0). Empatamos ante Argelia 1-1 en partido amistoso en África. En el mundial de España 82 se empató con Camerún 0-0. Y finalmente se le ganó a Senegal 1-0 en un partido de preparación para la Copa América del 2011. Pero lo cierto es que los africanos han continuado su evolución futbolística mientras que nosotros involucionamos.
Sería interesante que el buen Sergio Markarián utilice en este encuentro a jugadores del medio local para ver el nivel en que se encuentran ante una selección competitiva como Túnez. Así, quizá nos demos con la grata sorpresa de encontrarnos con equipistas que tengan la suficiente capacidad para darles razones a todos los ilusos que no creemos en un final feliz al término de este proceso clasificatorio.
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