Clásicos caraduras
Estas últimas semanas hemos visto con indignación el
lamentable comportamiento de los ineptos dirigentes que manejan a los clubes
profesionales de fútbol. Siempre creí que esta situación se debía a la evidente
ignorancia de estos señores para manejar una institución deportiva. Es más,
quiero seguir creyéndolo. Pero las reacciones de los aún presidentes de la “U”
y Alianza Lima, ante las inminentes acciones que tomará el Indecopi para
nombrar a los administradores que serán los responsables de salvar estas
instituciones, me hacen creer que no solo es ineptitud.
Estos clásicos compadres caraduras, al parecer, tienen
oscuras intenciones. En primer lugar, Julio Pacheco dice que está tranquilo y
entregará los documentos a la nueva administración para que haga las auditorías
correspondientes. Imagino su tranquilidad, teniendo en cuenta que el grupo
Santo Domingo (grupo que le pertenece), es uno de los principales acreedores de
Universitario. Es decir, el menudo dirigente también es parte de la junta de
acreedores. Gana desde cualquier lado. Al otro lado se encuentra el
impresentable hombre fuerte de Alianza Lima, Guillermo Alarcón. Odiado por
todos: jugadores, hinchas, dirigentes; dice ahora que se quedará en el cuadro
íntimo para “ayudar” a la nueva administración. No lo puede ni debe hacer. No
está permitido. ¿No será acaso que el señor Alarcón teme que algo turbio se
descubra cuando investiguen los manejos dentro de la institución? Incluso se ha
atrevido a calificar de mafiosos a sus enemigos de la oposición. Los tilda de
delincuentes y amenaza con denunciarlos por el sólo hecho de pedirle que
renuncie a su cargo.
Es cierto que estos problemas económicos no son temas de
ahora. Pero las últimas administraciones, lejos de trabajar para servir al
club, se sirven de él. ¿Dónde está el dinero de la venta de Aguirre, José
Carlos Fernández, Manco, Carrillo, etc.? Es una respuesta que esperamos todos
los hinchas del fútbol. Dicen que los dirigentes pasan y las instituciones
quedan, pero los dirigentes que pasan se van con sus billeteras llenas y las
instituciones se quedan con las arcas vacías. Como dice Condorito, ¡¡Exijo una
explicación!!
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