Cambio
de cabezas urgente
Con
la eliminación de Alianza Lima de la Copa Libertadores concluye la triste
participación de los equipos peruanos en esta justa continental. Semanas antes
el otro representante, Juan Aurich, ya había sido eliminado, incluso sin
conseguir punto alguno. ¿Sorprende esto? Definitivamente no. Históricamente los
cuadros peruanos han tenido pobres participaciones en este torneo que parece estar
hecho para los clubes argentinos, brasileños y uruguayos. Universitario y
Cristal son los únicos que tuvieron destacada participación llegando a disputar
la final en los años 1962 y 1987 respectivamente. La mejor participación
aliancista fue en 1978 cuando llegó a semifinales. Pero luego nada de nada.
Las
buenas participaciones se cuentan con la mano y todavía existen periodistas que
quieren vender la idea que aquí se arman “dream team” que darán que hablar. Nada
más falso. Mientras los cambios en nuestro fútbol no se hagan de fondo nunca
conseguiremos resultados positivos a nivel internacional. Y cuando digo cambios
de fondo me refiero a una reingeniería total a todo nivel. Todos los que
estamos involucrados de un modo u otro al fútbol tenemos que hacer bien nuestro
trabajo. Desde el utilero, pasando por los periodistas deportivos, jugadores y,
sobretodo, dirigentes, estamos en la obligación de trabajar a conciencia y
honestidad para que al final los resultados sean los deseados: clubes
solventes, serios, con un torneo serio, que tenga las reglas claras y estas
sean cumplidas no importando quién las infrinja.
Parece
tarea fácil. No lo es. En este “negocio” todos tiran para su lado y no están
dispuestos a perder lo que ganan con sus movidas turbias, tanto en pases de jugadores
como con los sponsors. Pero algo tiene que pasar. No se puede creer que en todo
nuestro país no exista gente proba que esté dispuesta a trabajar honestamente
por nuestros queridos y saqueados clubes. Pasa en la política. Personas honestas
no se quieren involucrar porque sienten que se desprestigian. La política no es
sucia, los sucios son los políticos y a ellos les conviene mantener ese prestigio
para ahuyentar gente buena que quiere trabajar por nuestro país. Lo mismo pasa en
el fútbol. Pero esto no tiene por qué seguir así. No todo tiene que ser
corrupción. Está en nuestras manos cambiar la historia y cambiar a estos “dirigentes”
que sólo buscan su beneficio. La clave está en cambiar las cabezas.
El
pasado ya está escrito y está escrito mal. El futuro, en cambio, está en “borrador”.
Revisemos y corrijamos los errores ahora que estamos a tiempo para no lamentarnos
después. Creo que ya pisamos fondo, pero con estos dirigentes nunca se sabe.
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