ÁRBITROS,
¿HASTA CUÁNDO LOS VAMOS A SOPORTAR?
Es
indignante ver cómo los ¿árbitros? Del fútbol peruano gozan de impunidad dentro
de un campo de juego. No sé qué criterio tienen para tomar decisiones al
dirigir un encuentro. Sigo pensando que como seres humanos que son, cometen
errores. Eso me induce a pensar que el problema no es que sean ladrones, o que
tengan su corazoncito, o sean comprados, no, no creo que el problema sea ese. Lo
que sucede con los árbitros en el Perú es más grave. SON MALOS, INCOMPETENTES, INCAPACES,
CARADURAS, ETC. y eso es peor.
La
incompetencia e incapacidad no son falencias menores. Ser incompetente
significa que no se tiene capacidad para resolver con eficacia algo. Incapacidad
significa carencia de capacidad para hacer, aprender o recibir una cosa. En resumen,
y volviendo a nuestros célebres árbitros, estos problemas que padecen “los de
negro” en el Perú, es un asunto grave, porque no han nacido para imponer
justicia dentro de un campo de juego. No tienen capacidad para, en primer lugar,
reconocer un error. En segundo lugar, corregirlo. Tercero, entender que ellos
están allí para pasar desapercibidos, pues eso indica un buen arbitraje. Y cuarto,
como consecuencia de todo esto, hacer bien su trabajo. No se les pide nada más
que eso.
El
jueves último fuimos testigos de una desastrosa actuación de Iván Chang en el
Cristal –Universitario, donde el mentado Chang se “comió” dos penales más
grandes que todo el Estadio Nacional, y cobró uno que no era, ¡INCREÍBLE! Era claro
que con eso quería congraciarse con los celestes por tamaño error cometido. Eso
quiere decir que saben lo que hacen, y lo que es peor, lejos de mejorar, siguen
“equivocándose”, porque –dicen- “errar es humano”.
Y
como para no perder la costumbre, hoy en Matute (Alianza – U. César Vallejo), el
juez Miguel Santibáñez fue también protagonista del encuentro. Cuando el equipo
blanquiazul ganaba 2-0 y jugaba con uno menos (expulsó minutos antes al
uruguayo Ibáñez), no sacó la segunda tarjeta amarilla a Morales por cortar un
contragolpe con falta sobre Bazán. La falta era clara y la tarjeta amarilla
significaba automáticamente su expulsión, pero Santibáñez consideró que no la
merecía. Luego, cuando los trujillanos habían descontado, un nuevo contragolpe
fue cortado, esta vez por Sotil, con falta sobre Guerrero (falta clarísima),
Johan ya tenía tarjeta amarilla y otra más acarreaba su expulsión. Pero qué
dijo el juez? simplemente falta y no sacó la tarjeta.
Lo
cierto es que en estos dos casos, los jueces evidenciaron de forma alarmante
esa incapacidad e incompetencia para impartir justicia. En ambos casos sus
fallos sí fueron determinantes. Sí influyeron en los resultados. Es decir, no
son pequeños errores. La CONAR debería pronunciarse y darles una sanción ejemplar
que todos deberíamos conocer además. Ya bastantes problemas tienen los clubes
como para estar pensando en qué árbitro le tocará este fin de semana y si éste
hará bien su trabajo.
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