martes, 8 de julio de 2014

Brasil

MORUMBIAZO
Humillante. La mayor derrota de los reyes del fútbol en un mundial. Y en su casa. Scolari es, sin duda, el gran culpable de este nuevo fracaso de Brasil jugando el mundial en casa. Dejó fuera del equipo a jugadores que tranquilamente pudieron aportar a hacer un mejor juego, como Kaká, Robinho, o quizá Diego. Cierto, es fácil criticar luego del fracaso, pero no es mi caso. Siempre dije que Brasil no era favorito. Con ese equipo no lo era ni con Neymar, ni con dos Neymar. Pero también es cierto que ni los propios alemanes pensaron ganar de esa forma.
Lo que sucede con Brasil preocupa, no por este equipo, sino porque hace rato que no salen jugadores de talla mundial que estén en el primer plano. No pasó ni con Neymar en el Barcelona. Los últimos grandes han sido Ronaldinho, Robinho y el propio Kaká. Después de ello, nada. Su tradicional forma de jugar, tan vistosa y de espectáculo, es ahora historia. Durante el torneo no han jugado, han peleado, como equipo chico. Hacían un gol y lo defendían a muerte, traicionando a su famosa y exigente “torcida” que veía cómo su selección ganaba sin merecerlo. Su suerte estaba echada y sólo tenía que encontrarse en el camino con una selección ordenada, que sabía a lo que jugaba y que estaba preparada para una justa como ésta. Resultado: fuera de carrera de la peor manera. Incluso, en el país de la samba se dice que es la derrota más desastrosa de su historia, superando a la del ´50. Estoy de acuerdo.
Es por ello que una reingeniería es urgente. Priorizar el aspecto físico por sobre el talento ha sido un error que han pagado muy caro. Durante toda la historia, Brasil era considerado como el país donde mejor fútbol se juega. De eso nada queda con este pobrísimo equipo que impuso Scolari. Y es cierto, lo impuso, apostó por un equipo que ganó la Copa Confederaciones y que fue un espejismo cuando derrotó a España, engañándose, y con ello sacrificó la gran oportunidad de coronarse en su país con estrategias, más que con jugadores, porque como ya dije, Brasil no tenía equipo para ganar el mundial.
Llora el pueblo brasileño. Llora Pelé. Llora más que nunca Neymar al quedar fuera de la copa, sintiéndose impotente al no poder ayudar a sus compañeros que sufrían dentro del campo. Los únicos que ríen (por ahora, creo yo), son los argentinos, eternos rivales que tendrán la gran oportunidad de demostrar que han aprendido la lección de hace cuatro años, cuando Alemania los derrotó (4-0), ante los naranjas de Robben. Es la última oportunidad que queda para impedir que un país europeo levante la copa en esta parte del mundo. Nunca antes lo han hecho, pero a decir verdad, creo que esta vez sí lo lograrán.





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