Pasada la euforia de la última fecha de las clasificatorias por el quinto lugar obtenido y la posibilidad de jugar ante Nueva Zelanda por el penúltimo cupo a Rusia 2018, y la inmensa alegría, de muchos, que nuestros vecinos del sur hayan quedado fuera de la máxima fiesta del fútbol, nos queda mirar sin mucho triunfalismo estos dos partidos que son de vida o muerte. Y es que el exceso de confianza siempre nos ha jugado una mala pasada. Somos favoritos, es cierto, y no lo digo yo, ni ustedes amigos lectores, sino también los especialistas y la historia. Salvo la sorpresiva eliminación de Uruguay, para Alemania 2006, ante Australia, nunca un país sudamericano quedó eliminado en un repechaje.
Pero, ¿en realidad somos favoritos? Los oceánicos, con un promedio de edad de 24 años tienen un estilo de juego más "europeo" (la mayoría de sus jugadores militan en Australia, Inglaterra, Canadá y USA), es decir, prima la fortaleza física y táctica. Su técnico, Anthony Hudson, "celebra" que le haya tocado Perú, porque considera que ante nosotros, sus posibilidades están intactas. Ese exceso de confianza también les puede jugar una mala pasada. Eso espero.

La buena noticia es que nuestra federación de fútbol ya está trabajando en la logística que significa ir hasta el otro lado del mundo para jugar este histórico encuentro. La diferencia de horario, alimentación, etc, son cosas que no deben mirarse de soslayo, pues un buen resultado en el campo de juego significará un buen trabajo fuera de la cancha. A no descuidar eso.
La pregunta que me hago (quizá también ustedes), es si estaremos a la altura de tremendo reto. ¿Estarán los jugadores preparados para entrar a la historia y ser quienes rompieron ese maleficio de no ir a un mundial desde hace 36 años? ¿Confirmarán. los jugadores, ese favoritismo del que venimos precedidos? No sé si la hinchada también lo esté. Conozco gente que, en serio, ya está viendo cómo ir a Rusia a ver a nuestra selección y se está endeudando por conseguir los famosos paquetes mundialistas. Ya ganamos antes de jugar. Hay que tener cuidado. Las buenas vibras hacia nuestro equipo para los partidos, estoy seguro que contagian y ayudan. Pero el triunfalismo también se puede contagiar y perjudicar más que ayudar. Pero tengo confianza, que en este caso debe ser sinónimo de fe, en que se podrá demostrar que en Sudamérica se juega el mejor fútbol del mundo y nuestra selección ya ha pasado lo peor. Terminar en quinto lugar y superar a Venezuela (siempre en alza), Bolivia (que con juego sutil siempre juega despreocupada), Ecuador (que a pesar de terminar mal, su inicio fue a todas luces), Paraguay (durísimo rival para cualquiera en el mundo), y Chile (actual bicampeón de América y subcampeón de la Copa Confederaciones), no es casualidad. ¿Alguien puede dudar lo complicado que fue nuestro camino al repechaje? Estamos ante una oportunidad única. Lo peor ya pasó. Sólo un pasito más y podremos ver nuestra bandera, una vez más, flameando en lo mas alto en Rusia. Que así sea.
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Si no hay que pecar de triunfalistas, aún no hemos ganado nada. Pero hay algo seguro la fe en este equipo es mucha, sobre todo porque se ve que existe un factor fundamental, más allá del talento y disciplina que los tienen, es la Unión, un factor por el que ya hemos visto no se lograron los objetivos en le mundial del 82 y en estos 36 años tampoco, esa humildad, sencillez de tener la convicción de no celebrar hasta que se hayan logrado los objetivos, lo tienen los dirigidos por Gareca, si ese factor de unión perdura estoy seguro que tenemos muchas posibilidades de clasificar. Lección aprendida que no se meta algún interés económico que distinga a tal o cual jugador, que en este momento no lleguen jugadores que ya estaban quemados, que no se retroceda, lo que se ha ganado es de estos muchachos que nadie imponga otra regla, es decir a estas alturas no pensemos en Pizarro u otro jugador que ya cumplió su ciclo, que no se divida al grupo. Arriba Perú rumbo a Rusia.
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