lunes, 14 de abril de 2025

Alianza Lima y su cantera

LA CANTERA ÍNTIMA Y EL SILENCIO DE LOS ESPEJOS

Alianza Lima forma jugadores como pocos en el país, pero sigue sin reflejar ese valor en su primer equipo ni en su modelo deportivo. ¿Hasta cuándo?

Que Piero Cari haya sido una de las nuevas figuras destacadas ante Sao Paulo no debería sorprender a nadie que sigue el día a día de Alianza Lima. Lo mismo aplica para Juan Pablo Velásquez, Sebastián Delgado, etc., todos jugadores que han pasado por procesos de formación en la institución. Sin embargo, mientras estos nombres emergen como respuesta a las urgencias del presente, el club íntimo sigue atrapado en un viejo conflicto: ser cantera de oro sin creérselo del todo.

Alianza Lima es, históricamente, uno de los mejores semilleros del fútbol peruano. De sus divisiones inferiores salieron nombres como Teófilo Cubillas, César Cueto, José Velásquez, Paolo Guerrero, Jefferson Farfán, entre muchos otros. Y hoy, su reserva sigue compitiendo en alto nivel y mostrando una cantera que no ha perdido calidad. Pero cuando ese talento toca la puerta del primer equipo, el sistema parece rechazarlo: se le posterga, se le tapa con contrataciones intrascendentes o se le empuja a ceder terreno sin tener minutos reales de crecimiento.

Uno de los mejores ejemplos es Erick Noriega. El ‘samurai’ viene demostrando categoría en los puestos que el ‘Pipo’ Gorosito decide ubicarlo. Ya sea de central o de volante en primera línea, el canterano derrocha talento y entrega, y es casi un hecho que será la próxima millonaria venta que hará el club de La Victoria.

Insisto, el problema no es la falta de talento, sino la falta de visión. Mientras Sporting Cristal y, en menor medida, Universitario, han conseguido integrar con mayor naturalidad a sus juveniles en la estructura del primer equipo, en Matute la apuesta por la cantera todavía parece una medida de emergencia más que un eje estratégico. Los juveniles ya mencionados juegan porque los titulares no pueden estar. Ninguno lo hace porque se planificó su desarrollo como prioridad del club.

Esa lógica reactiva limita el verdadero potencial de una institución que podría tener, con un proyecto serio de juveniles, una columna vertebral aliancista por los próximos diez años. ¿Qué pasaría si Alianza Lima deja de buscar afuera lo que ya tiene adentro? ¿Y si se estructura un modelo técnico que gire en torno a sus propias fortalezas formativas? Es hora de que la cantera deje de ser el bombero. Tiene que ser el proyecto. Lo contrario es desperdiciar no solo talento, sino también identidad, y mucho dinero

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