En
un entretenido encuentro Alianza Lima derrotó a Universitario de Deportes 1-0
en el (ya no nuevo), Estadio Nacional, confirmando que futbolísticamente se
encuentra mejor que su tradicional rival. Pero, ¿fue justo el triunfo? Por supuesto
que sí. Al margen de los errores del juez Víctor Hugo Rivera, los blanquiazules
fueron justos ganadores y se van felices, no sólo por la victoria, sino también
por la taquilla obtenida en un estadio completamente lleno que servirá, dicen, para pagar a los jugadores y trabajadores del
club. Esperemos que así sea.
Con
este triunfo, el club victoriano recibe un aliciente mayor (al margen de los
tres puntos y la taquilla), que es saber que José Soto parece haber aprendido
la lección de los malos planteamientos en Copa Libertadores que le valieron
derrotas cuando iban ganando los partidos. Con esto no quiero decir que Soto es
el mejor entrenador del fútbol peruano, pero se nota que está por buen camino. Ayer
hizo cambios inteligentes. Bazán por Arroé, en un momento en que el ataque
aliancista necesitaba de un hombre rápido que preocupara a la defensa crema, a
sabiendas que la “U” se iría con todo en busca del empate. Incluso Alianza
estuvo cerca de aumentar si es que el remate de Quinteros no salía alto. El ingreso
de Curiel por Fernández no hizo sino confirmar que Soto no renunciaba al
ataque, teniendo en cuenta que no había otro delantero en banca. De esa forma
el bloque defensivo de Universitario no se adelantaba y por ende no tenía mayor
peso ofensivo. La expulsión de Ascues (la más absurda que he visto en mucho
tiempo), puso en peligro el triunfo blanquiazul, pero Pepe Soto la reforzó de
inmediato con un experimentado Corrales. De esta forma el técnico íntimo está
demostrando progresos tangibles gracias a una continuidad en el puesto que
pocos esperaban.
Por
el lado de Universitario, sus hinchas deben preocuparse porque tienen un equipo
corto. La banca está llena de juveniles que pueden tener talento, pero no hay
jugadores experimentados que sepan guiarlos hacia una consolidación rápida y
eso se notó en el campo de juego cuando ingresaron. Galliquio es uno de los que
más experiencia tiene, pero parece no tener autoridad moral para guiar a los
jóvenes. Recordemos que fue uno de los que se escapó de la concentración en
Panamá con Manco y Farfán. Toñito González y Rainer Torres no tienen el liderazgo
suficiente que se necesita en un club como la “U”. Ya en el campo de juego,
cuando Alianza se quedó con 10, tuvieron el balón pero no supieron crear
verdadero peligro sobre Libman. El tiro al palo de Calcaterra y un centro que
no supieron concretar fue lo más peligroso que pudieron hilvanar. Luego de eso
nada de nada. Hubo un penal existente que el árbitro no cobró a Ximenes, pero
esas jugadas se ven en todos los partidos de fútbol del mundo. De ahí a decir
que le robaron el partido, ya es una exageración. Lo malo es que todos los
jugadores y técnicos en el torneo peruano, no sólo la “U”, creen que pierden, no porque el rival fue
superior, sino porque el árbitro les “robó” el partido. No tiene la hidalguía
de decir que jugaron mal, que fallaron en la definición o que si el juez se
equivocó, esas cosas suceden pero no con mala intención. Si se perdió, se
perdió y se trabaja para mejorar en la próxima fecha y ya.
Premio
para el que mejor está en este momento. Premio para el equipo que supo
concretar en el momento justo. Premio para un grupo de jugadores que están
pasando por una terrible crisis económica y que a pesar de eso dejaron todo en
la cancha por sus familias y por una hinchada que no los deja solos nunca. Sería
demasiado decir que a partir de aquí se inicia otra historia en Alianza, pero este tipo de triunfos reconforta a
cualquiera. Sobre todo si ese triunfo es sobre tu tradicional rival.
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