LO MALO, LO FEO Y… ¿LO BUENO? DE
NUESTRO FÚTBOL
Hablar de lo malo y feo de
nuestro fútbol quizá no sea tan complicado. Están los ya conocidos malos
resultados de los clubes peruanos en Copa Libertadores, el nombramiento de
Pablo Bengoechea como DT de la Selección absoluta de fútbol, el pobrísimo nivel
del campeonato local, el experimento que significó el Torneo del Inca y que
muchos, incluso hoy, no terminan de entender. En fin, se podría seguir con la
lista, pero mejor lo dejo ahí. Sin embargo, no puedo dejar de mencionar el
final del campeonato clausura y las finales para conocer al campeón del año. La
famosa “echada” del FC Melgar en Arequipa ante Alianza Lima (2-3), que dio al
cuadro arequipeño la posibilidad de ir a la Copa Libertadores si el cuadro
íntimo salía campeón del clausura (cosa que no se dio finalmente), y los tres
partidos que jugaron Cristal y Áurich para determinar al campeón nacional. Para
nadie es un secreto que se iban a jugar tres partidos. En estos casos la
taquilla siempre resulta apetitosa y la verdadera final se juega recién en el
tercer partido, en estadio neutral.
Pero paradójicamente a nuestra
realidad futbolística, sí hay una muuuuy buena noticia para nuestro fútbol este
2014: el incapaz, mediocre y caradura mandamás de nuestro balompié, Manuel
Burga, decidió adelantarnos la navidad y anunció que no se presentaría a la re
re reelección al sillón de la FPF, y eso, obviamente, dibujó sonrisas, alegró
corazones, pero sobretodo llenó de esperanzas al pueblo. Y no es exageración.
La elección de Edwin Oviedo como nuevo mandamás de la FPF no garantiza que clasifiquemos
al próximo mundial, tampoco que, como varita mágica, aparezcan Cubillas,
Cuetos, Sotiles, etc. No, nada de eso está garantizado. Pero la ilusión del
hincha pasa porque Oviedo es un empresario que ha tenido éxito con un club como
el Juan Áurich, que salió campeón por primera vez en su historia hace apenas
unos años y que hoy es sub campeón. Ha manejado al club chiclayano de manera
responsable, invirtiendo bien, como hace mucho no lo hace ningún club, incluso
limeño. Ha vendido jugadores y ha visto el deporte rey como un negocio. Porque
eso es lo que es, un negocio. Inviertes para ganar, y eso es lo que ha hecho
bien Oviedo. Es lo que yo veo, y estoy seguro también así lo ven muchos. De
manera que no sólo es buena noticia que Burga por fin se vaya, sino que nuestro
balompié haya caído en manos de un empresario que maneje nuestro pisoteado fútbol
con otra visión. Hay expectativa, ilusión, optimismo y de seguro, buenas vibras
para la nueva gestión que inicia labores este 5 de enero. La empresa no es fácil.
Lo primero que anunció, ni bien salió electo el nuevo mandamás, fue que
Bengoechea no seguirá al frente de la selección -estoy de acuerdo con la
decisión, más no con la forma como se hizo-. Espero que este desliz sea sólo
eso, un desliz, y que no se convierta en una constante de malas decisiones.
Así las cosas, un nuevo año se
inicia, con ilusiones como siempre, pero también cambios concretos como el
mencionado líneas arriba. ¿Volverá la seguridad a los estadios por parte del
Ministerio de Interior? ¿Tendremos un campeonato con 17 ó 18 equipos? ¿Quién
será el técnico de la selección de mayores? Preguntas como estas sólo el tiempo
y las cabezas responsables nos las irán revelando. Paciencia y, hoy más que
nunca, buen humor.
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