miércoles, 1 de abril de 2015

Perú-Venezuela

MUCHO TRABAJO POR HACER
Poco para rescatar. Fue un partido de práctica que dejó (estoy seguro de eso), a Gareca muy preocupado. No por el resultado, que es lo de menos por ahora, sino por el funcionamiento que mostraron cada uno de lo integrantes del equipo que salió a enfrentar a Venezuela. Sin jerarquía, sin temple, sin orden táctico, cada seleccionado dejó más dudas que certezas al DT. Quizá lo más rescatable fue lo de Renato Tapia. Militar en torneo de primer nivel, como el de Holanda, le ha dado este joven jugador la categoría que se necesita para una selección de fútbol de mayores. Sin embargo no deja de preocupar la apatía que sigue mostrando Carrillo. Es unas de las figuras del Sporting de Lisboa, pero con la selección nunca pudo demostrar su valía. Quizá la posición en la que juega en su club es distinta. En Portugal es un extremo con desborde, desequilibrio y centros venenosos que lo destacan nítidamente, cosa que aquí no hace porque le dan mayor responsabilidad, en tenencia del balón, organizar ataques, y si tomamos en cuenta que esta vez (ante Venezuela), jugamos sin un nueve de área neto, cualquier centro era un regalo para el contrario.
Ante los llaneros estuvo claro que Gareca quiso, en cierto modo, volver a las raíces del futbolista peruano: el toque de balón. En la medida de lo posible no se quiso rifar el balón, pero para que ese estilo de juego sea productivo hace falta mucho trabajo de campo. Tienen que formarse las famosas sociedades que rompan defensas con toque y sorpresa y, a su vez, contar con una agresiva marca que permita recuperar balones rápidamente. Nada de eso ocurrió ante la vinotinto que sin mostrar mucho nos pasó por encima. Lo bueno, dentro de todo lo malo que significa un mal debut, en juego y resultado, es que Gareca se ha encontrado con una realidad muy dura, pero realidad al fin, que no le permite dudas de lo que somos. Si aprovecha y saca valiosas conclusiones de esto, podría tal vez saber qué hacer. Es cierto, tiempo no es lo que sobra, pero quizá sea suficiente como para tomar precauciones.
Hay trabajo para el DT, y mucho. Es cierto que falta Guerrero, Farfán, quizá a Vargas le den una nueva oportunidad, y aunque para muchos no la merece, es lo mejor que se tiene. Pero también es cierto que ni con ellos la cosa será mucho mejor. La Copa América está a la vuelta de la esquina y, aunque es obvio que la verdadera prueba de fuego serán las eliminatorias, o clasificatorias, o como quieran, se vendrán partidos duros en donde podremos (me refiero a Gareca, por supuesto), sacar conclusiones importantes para tener un panorama mucho más claro para lo que se viene y quizá, podremos soñar con el mundial o a tener pesadillas con el mismo. Pero como ya lo he dicho, es lo que tenemos y somos y, si queremos disputar los partidos eliminatorios dignamente, dejemos que el técnico haga su trabajo. No empecemos, todos, a criticar toda convocatoria que haga, toda declaración que haga, que con eso sólo vamos a conseguir inestabilidad y descontración en su labor. Y por último, tengamos en claro algo, si no clasificamos al próximo mundial no va ser culpa del DT. Será culpa de los jugadores, de los clubes, que nunca se han preocupado por dotar al fútbol peruano de jugadores de nivel. Quizá, cuando entendamos eso, habremos empezado a ubicarnos un poco y con ello avanzado mucho.

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