Claudio Pizarro, ya no más
Y aunque no estoy aquí para dar cifras, marcar más 200 goles en Alemania, sí, ALEMANIA, no es cosa que suceda con frecuencia. El país de los tetracampeones mundiales, que no necesariamente necesita «importar» goles, tiene a Pizarro en sus páginas gloriosas, ¡por sus goles! Ser considerado una leyenda viva en dos grandes e históricos como el Werder Bremen y el Bayern de Múnich, nos debe llenar de orgullo, no de envidia
José Mourinho lo pidió para el Chelsea y el «Pep» Guardiola lo llenó de elogios. Me preguntó, ¿qué hubiese pasado si Ricardo Gareca tomaba la selección con un Pizarro a los 25 años? Siempre he dicho que el éxito del DT de la blanquirroja pasa por trabajar el tema mental en el futbolista peruano. Consiguió meterse en la cabeza del futbolista para convencerlo que no es menos que nadie. Los resultados llegaron como consecuencia de ello: Mundial de Rusia 2018, final de la Copa América en Brasil 2019 y, ahora sí, una sana obsesión de cada jugador peruano por ser parte del plantel del «Tigre» y hacer historia.
Si bien es cierto, Claudio Pizarro estuvo bajo las órdenes de Gareca, nunca pudo ser ese líder que el equipo necesitaba. Lamentablemente, él ya vino de otra generación que tenía una mentalidad derrotista. No quiero decir que él lo sea, digo que venía siendo parte de una generación que siempre vio fracasos. Una generación que quería que ‘Pizza’ los lleve, él solo, al mundial. Que haga los goles que hacía en Alemania, que tape, que marque. Y si algo salía mal (como era costumbre), la ‘argolla’ de Pizarro era la culpable. Esa tremenda presión no la pudo soportar. Como tampoco lo puede soportar Messi con la selección argentina.
No tengo dudas que Claudio es el mejor jugador peruano de todos los tiempos. Con las disculpas de Cubillas, Cueto, Guerrero, Farfán, Uribe, etc. el ‘bombardero’ ha logrado lo que ninguno de ellos logró. Y hoy, ya no es más un jugador profesional. Desde hoy, pasa a la historia como el gran delantero que pasó por la Bundesliga. Desde hoy, ya se le extraña. Y es una pena que en nuestro país no tenga el reconocimiento de todos. El mío sí.
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